Autoridad Pedagógica por SOSA, Catalina
¿Cómo ser Autoridad Pedagógica hoy?
Por Catalina Sosa
5º NAT 2009
 
La autoridad pedagógica en cuestión
 
María Beatriz Greco parte demarcando, como es fácil de notar hoy en día, la devaluación de la autoridad. Esto es algo que podemos ver a simple vista, cuando hablamos con personas de mayor edad y nos describen la relación que tenían con el docente, o cuando presenciamos una clase en una escuela pública y otra en una privada, observamos que el vínculo pedagógico antes se daba de otra manera y se ha ido destruyendo por la intervención de factores culturales, económicos, sociales y políticos. Frente a esto es necesario reconstruir el concepto de autoridad ya que no se puede educar sin ella: “todo acto educativo implica un acto de autoridad” afirma Greco, y adhiero a ello ya que un docente debe encontrar la forma de transmitir los contenidos manejando las técnicas adecuadas a las edades y contextos, escuchando y apoyando al alumno, pero manteniendo su rol de autoridad pedagógica para no romper con la asimetría.
Si bien queda a criterio de cada docente cómo se posiciona frente a sus alumnos, y por ende cómo éstos lo reconocen, el docente no puede obviar que pertenece a una institución, como por ejemplo el colegio, así que es labor de todos constituirse como autoridad pedagógica. Es por eso que “la autoridad es institucional” y no individual.
Hoy, la autoridad también está en crisis más allá de la situación particular de diferentes sectores sociales ya que, según muchos expertos en el tema de distintas partes del mundo atribuyen esta crisis al hombre actual:
En la pre-modernidad, dice Castel (filósofo francés), el sometimiento a la autoridad estaba dado, porque esta, aseguraba una protección y por ello uno era obediente. Pero en la modernidad esto cambió (autoridad externa), y el hombre, según Foucault (filósofo e historiador francés) se obedecía a sí mismo y no veía fronteras para proyectarse hacia el futuro; la autoridad era él mismo. El maestro era aquel que “hacia nacer en el niño el alumno” ya que lo incentivaba y lo acompañaba en el trayecto del aprendizaje. “Nacía alguien que aprende y desea aprender”, dice Greco.
Hoy, en términos de la psicoanalista argentina Silvia Blecihmar, se ha roto un proyecto identificatorio colectivo, porque el hombre actual al guiarse solamente por su razón, no alcanza ese proyecto sin fronteras que proponía y cuestiona la razón de los demás, es por eso que le va a costar ver la autoridad en el otro, es decir, desplazar la autoridad. Siguiendo esta lógica cada uno vive “individualmente”, y se nos hace imposible reconocer un “nosotros” y proyectarnos hacia el futuro. Por lo tanto, este “nosotros” que nos cuidaba y protegía en cierta forma ya no existe más, y por ende uno no necesita ser obediente a nadie porque nadie nos asegura ninguna protección como ocurría en la pre-modernidad.
Agamben (filósofo italiano), sostiene que la autoridad reside en el relato y la palabra, en la experiencia de aquel que transmite. En mi opinión, la transmisión es lo fundamental para encarnar la autoridad, ya sea pedagógica o no. Alguien que transmite, que “sabe decir” a través de la palabra o relatos un pasado, ya sea vivido o estudiado sin mantener la monotonía y de una forma recreativa para beneficio del otro es alguien que está encarnando autoridad.
Sin embargo no alcanza con esto, también es necesario que el alumno, en el caso de una autoridad pedagógica, reconozca al maestro como tal. “La autoridad implica un reconocimiento, y es ello lo que hace que alguien sea autoridad”, dice Greco: esto quiere decir que nadie puede nombrarse autoridad por si solo, si lo haría lo estaría haciendo por la fuerza o el terror, por ejemplo, y en vez de autoridad seria autoritarismo. A pesar de esto, el concepto de autoridad no es un concepto aislado y siempre se encuentra relacionado con otros conceptos como el poder, la fuerza, la influencia, la obediencia, la disciplina, la legitimidad, la libertad. Pero que esté relacionado con estos conceptos no significa que sea reemplazado. ¿Y se es o se ejerce autoridad? Podríamos decir que el que es autoridad, también la ejerce.
Cuando reconozco en alguien la autoridad elijo libremente que ésta me done algo que está ofreciendo (Kojève-filósofo francés), ya que no es un vínculo en el que una persona, en razón de superioridad, hace sentir inferior a otra, sino que hace sentir que la otra persona le importa y que esta buscando “hacerla crecer”. “La autoridad vale entonces, no por sí misma, sino porque hace nacer y crecer”, concluye Greco; porque un docente que no se coloca más allá de la situación de aprendizaje, que sólo transmite sus conocimientos para que sus alumnos repitan de memoria frases hechas puede ser visto como una forma de transmisión de una autoridad pedagógica, sin embargo el vínculo docente-alumno debe nutrirse de mucho más que eso sin perder la asimetría. Debe haber una confianza mutua, el alumno debe confiar en lo que su docente le esta enseñando pero sin dejar de intervenir para aclarar sus dudas, y el docente debe confiar en su alumno del cual es responsable dándole oportunidades y escuchando nuevas propuestas.
Greco también afirma que hay que ser un “maestro ignorante”, pero no para borrar la asimetría, ni ponerse en lugar del alumno; sino porque como el docente ya sabe los contenidos que está enseñando ahora quiere que sus alumnos realicen el trabajo intelectual para asimilarlos y aprenderlos sin que descansen en la inteligencia del que se los ha enseñado. Este modelo de “maestro ignorante” no es el mismo con el que se presentaba a Sócrates: Greco critica a este filósofo ya que no “enseña sin explicaciones ni indicaciones sobre las palabras que el alumno deberá decir ni en el lugar en el que deben ser colocadas, sin el despliegue de la inteligencia del maestro”.
Lo fundamental del vínculo pedagógico, es que es una trama de encuentros entre sujetos diferentes (docente-alumno) en relación asimétrica, en el que no puede faltar la presencia de una autoridad pedagógica. En este vínculo el docente (autoridad pedagógica) y al alumno ocupan un lugar único en el espacio áulico-institucional que no debe confundirse, pero así mismo de intercambio de ideas que hacen crecer a cada sujeto en su rol correspondiente:
Anteriormente habíamos dicho que el maestro era aquel que “hacia nacer en el niño el alumno”; esto es una forma de decir que “el maestro hace al alumno”, pero también, en el vínculo pedagógico, una autoridad pedagógica es aquella que considera que “el alumno hace al maestro”, ya que un docente puede aprender mucho de sus alumnos (de lo que ensayan, escriben, improvisan), llenarse de experiencia e ir mejorando profesionalmente.
El docente nunca debe creer que tiene el dominio del otro, sino al contrario, debe dejar que todos y cada uno pueda desplegarse en el espacio áulico para que luego puedan desplegarse fuera de él, sin crear un complejo de inferioridad ni prejuicios. El espacio de enseñanza no debe ser un lugar donde todo ya este dicho por el maestro, sino un lugar donde cada uno se pueda hacer oír con el debido respeto, donde ideas anteriores sean retomadas, puestas en común y corregidas por el docente.
Luego de haber aclarado algunos puntos sobre lo que es ser autoridad pedagógica hoy, nos remontamos al inicio donde habíamos dicho que la autoridad estaba en crisis. Esta crisis se da porque ya no ocurre el encuentro docente-alumno en el vínculo pedagógico ya sea por un factor particular de un grupo social determinado como dice Greco o por un problema del hombre actual como opinan algunos filósofos. Es por eso que habría que re- pensar el concepto de autoridad, tomando de punto de referencia lo planteado en este texto, para que se adapte al contexto histórico en el que estamos viviendo. Estoy de acuerdo con Kammerer cuando propone pensar que el lugar de los adultos es ser “prestadores de identidad”, de pasadores de cultura recibida con la responsabilidad de “hacer crecer”, proteger lo frágil que nace en niños y adolescentes, ya que un acto de enseñanza, la transmisión de algún conocimiento o de alguna experiencia vivida forma parte de la construcción de la identidad de los más jóvenes que reconocen en el otro un ejemplo a seguir, una influencia, una admiración o simplemente respeto por tener más edad asociando estas ideas a la de autoridad, es así como se construye nuestra cultura.
 
 DECÁLOGO
10 pautas a tener en cuenta para ser Autoridad Pedagógica hoy
Por Catalina Sosa 5º NAT 2009.-
 
  1. Dominar los contenidos que deben transmitir, manejar técnicas pedagógicas adecuadas a las edades y contextos en los cuales viven los estudiantes, estar a la escucha de sus problemas y de la marcha del proceso de enseñanza- aprendizaje.
 
  1. “Hacer nacer en el niño el alumno” acompañándolo en el trayecto de su relación con el conocimiento, consigo mismo y con los otros.
 
  1. Buscar el beneficio del alumno, “hacerlo crecer”.
 
  1. Transmitir un pasado pero no como algo fijo y estático, sino en constante recreación desde la mirada presente, pero también, de cara al futuro.
 
  1. Saber escuchar y saber decir, no desde una lógica controladora del otro.
 
  1. Renunciar a la omnipotencia, a la totalidad, al control del otro, a capturarlo y cambiarlo según los propios deseos, a ejercer un poder que no cesa.
 
  1. Desplegar el conocimiento con los alumnos y abrir nuevos diálogos para que ellos promuevan sus propios caminos.
 
  1. Arrancar al alumno de su lugar de inferioridad, valorizarlo, reconocerlo y animarlo al trabajo.
 
  1. Transmitir la voluntad, pero no la inteligencia o el saber, sin dejar que la pereza gane al alumno.
 
  1. Retomar las ideas previas de los alumnos, aún para corregirlas, aggiornar las actividades de enseñanza, estimular el interés, secuenciar actividades de enseñanza atractivas, corregir veladamente, sin violencia, los conocimientos erróneos de sus alumnos.
  2.  
 
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