Autoridad Pedagógica. Por SOMAGLIA, Pablo
 
¿Cómo ser Autoridad Pedagógica hoy?
Por Pablo Somaglia
5º NAT 2009.-
 
A partir del concepto de Greco que no se puede enseñar sin autoridad ya que “todo acto educativo implica un acto de autoridad” por cuanto se deben tener los conocimientos a transmitir, conocer las técnicas para enseñar y poder llevar a cabo el proceso de enseñanza –aprendizaje y desde la perspectiva de que la autoridad está en crisis, resulta imprescindible repensar el concepto de autoridad con el fin de lograr la reconstrucción del vínculo que debe existir entre maestros y alumnos.
El vocablo autoridad tiene diferentes definiciones. Así la Real Academia Española (2001) define la misma como “el prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia”. Ha sido definida también por Zabludovsky (1993) como “atributo de una persona, cargo u oficio que otorga un derecho a dar órdenes; como una relación entre los cargos de superior y subordinado, como una cualidad que hace que una orden se cumpla, y como base de un comportamiento” (Peabody, 1975)[1]
Las crisis de autoridad no son propias de la relación maestro alumno, sino que se evidencian también en otros aspectos de las relaciones humanas como por ejemplo en la relación padres e hijos o las fuerzas de seguridad y los habitantes.
Las crisis de autoridad responden a muchas causas entre las que se encuentran las culturales, políticas, sociales y económicas y la manera que estos influyen en la vida personal de cada individuo, sin importar el papel que ocupe en la sociedad. El contexto en el que se encuentra el individuo debe ser también considerado en el momento de analizar estas causas.
Un factor importante es la visión actual que el hombre ha adquirido de si mismo, donde el individualismo y el verse y pensarse como un ser superior a los otros, no le permite tener una idea integradora y relacionarse y unirse como sociedad situación que Stiegler (filósofo fránces) define como época signada por el “sufrimiento narcisístico del nosotros” transformándose en “guerra de todos contra todos” según lo describe Thomas Hobbes, conforme la cual se disolvió la noción de colectivo social y tienen importancia las individualidades, reforzando esta idea de que no conformamos un conjunto que nos contenga, cuide y proteja . Al desaparecer esta contención y sensación de protección según Castel, ya que solo importa uno y consecuentemente no la sociedad, encontrándose esta disuelta, la autoridad ya no asegura ninguna protección, y uno no necesita ser obediente a nadie. Consecuentemente desaparece la autoridad ya que el sometimiento a esta autoridad estaba dado porque esta, aseguraba una protección y por ello uno era obediente.
En este contexto se desarrolla la relación docente, alumno y ante estas crisis el concepto de autoridad tal lo que propone Greco [2] (2007) debe repensarse teniendo en cuenta otros aspectos.
Debe considerarse que existirá autoridad o podremos decir que una persona tiene autoridad, si es reconocido por otro y este la acepta voluntariamente. Para que una persona pueda creer y responder a esa autoridad esta debe ser legítima y en los aspectos educativos esa legitimidad está dada entre otras cosas por el conocimiento, por el deseo de encaminar al alumno en nuevos saberes, que le permita construir sus criterios y razonar por si mismo.
A partir de estos conceptos Greco propone pensar la autoridad pedagógica desde una modificación del comportamiento del docente dejando de lado aspectos autoritarios para colocar al alumno en un plano de igualdad como persona pero respetando las diferencias del conocimiento.
Así para ella un docente debe ser capaz de transmitir conocimientos y experiencias que hayan sido reconocidas en el pasado, pero que como tales puedan ser aplicadas en el presente o analizadas para un futuro.
El docente también debe ser capaz de buscar el vínculo con el alumno y la integración entre ambas partes para poder llevar a cabo un trabajo que de frutos. Debe asimismo aprender a relacionarse a nivel grupal e individual, adaptando los métodos de enseñanza al contexto en el que se encuentra el y sus alumnos. Diferente deberán ser las técnicas porque distintos son las situaciones personales y grupales y solo a partir del reconocimiento del entorno podrá aplicar las técnicas apropiadas a cada grupo, que posibiliten captar la atención de este y facilitar el proceso de enseñanza – aprendizaje. La forma de identificar estos aspectos deberían formar parte de la capacitación docente a fin de que cuenten con las herramientas necesarias y no queden libradas al azar en la hora de la formación docente las instrumentos que debe utilizar el maestro para adaptarse a contextos diferentes.
El alumno no está en un plano de inferioridad respecto del profesor por su condición, sino que esta asimetría está dada porque el docente ha acumulado mayor grado de conocimiento a través del tiempo. Consecuentemente no debe menospreciar la capacidad de desarrollar una idea que puede tener un alumno, por el contrario debe impulsarla y fomentarla, debe desarrollar conforme señala Greco una autoridad emancipadora. Debe desarrollar seres pensantes, capaces de cuestionar, investigar, analizar, que se valoricen a partir de sus ideas manteniendo la humildad,  pero también debe ser capaz de corregir el error, conducir un grupo  y saber llevar las ideas por un camino fructífero.
 
 

 
Decálogo
¿Cómo ser Autoridad Pedagógica hoy?
Por Pablo Somaglia
5º NAT 2009
 
 
1.      Debe ser poseedor de los conocimientos específicos necesarios
2.      Comprometerse con los alumnos
3.      Responsabilizarse de sus aprendizajes
4.      Enseñar los conocimientos de manera tal que puedan ser aplicados o desarrollados en la práctica
5.      Ser maestro sin ser amo y dueño Eligiendo los correctos métodos y herramientas que permitan la integración enseñanza – aprendizaje
6.      Atendiendo a que todas las inteligencias son iguales, escuchar a los alumnos y estar atento a sus particularidades
7.      Corregir ejerciendo una autoridad emancipatoria
8.      Desplegar miradas habilitantes para que los alumnos descubran el poder de sus ideas, sin perder la humildad y del saber escuchar al otro.
9.      Formar inteligencias, impulsando el crecimiento individual
10. Generar una confianza instituyente, que da oportunidades, que se abre a lo novedoso y que confía en el alumno que se le ha dado a cargo.


[1]ESTUDIOS. filosofía-historia-letras AUTORIDAD, LIDERAZGO Y DEMOCRACIA (UNA REVISIÓN TEÓRICA) Author: Gina Zabludovsky
[2]María Beatriz Greco “La autoridad pedagógica en cuestión”. Edit. Homosapiens (2007)
 
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