Autoridad Pedagógica. Por PATRONO, María Luz
¿Cómo ser Autoridad Pedagógica hoy?
Por María Luz Patrono
5º NAT 2009
 
En primer lugar debemos destacar que la autoridad pedagógica actual se encuentra en crisis debido a diversos factores: culturales, económicos, sociales, y políticos. Frente a esta crisis se debe reconstruir el concepto y práctica de la autoridad democrática y el vínculo pedagógico, ya que no se puede educar sin autoridad. Educar implica dominar los contenidos que se deben transmitir, manejar técnicas pedagógicas adecuadas, etc.
Stella Maldonado, Secretaria de Formación y Capacitación de la CTA,  dice: “Vivimos una época de profundos cambios: políticos, sociales y culturales que están produciendo transformaciones en la sociedad y en las culturas, en pleno proceso de despliegue desde hace por lo menos tres décadas.
Por ejemplo: quienes nacieron en Argentina en 1978, han vivido en un país víctima de un genocidio, devastado en su estructura productiva y que pasó de ser el país más igualitario de América Latina en el período 1945/1976 a ser el más desigual en 2001/2002; de tener pleno empleo registrado en 1974 a 23% de desocupación de la población económicamente activa (PEA) en 2002.
Desindustrialización, desempleo, pobreza extrema, vulnerabilidad de masas.”
 Estos cambios se ven reflejado también en la autoridad pedagógica y contribuyen a la crisis en la que se encuentra.
“En el caso particular de la pérdida de autoridad pedagógica hay una incidencia además de las políticas educativas neoliberales que condenaron a los trabajadores de la educación a ser objeto de reformas y no sujetos de las transformaciones, desautorizados en sus saberes y sus prácticas. Desautorizados no se autorizan, no pueden ser autores de su propia práctica pedagógica. Consecuentemente se resiente su capacidad de autorizar a los estudiantes a ser autores del acto de aprender.
Los chicos/as que filman sus actos violentos y humillantes entre pares y hacia los profesores/as para subirlos a Internet, no son autónomos, no se afirman oponiéndose al adulto, sólo gritan mírennos, aquí estamos, solo existimos si otros ven nuestra imagen en una pantalla.” Este es un ejemplo de la desvalorización hacia el docente que se tiene hoy en día por parte de los alumnos y de la crisis en la que está inmersa la autoridad pedagógica.
“¿Qué hace falta para reponer la autoridad perdida, para reautorizar-se? La recuperación de la estatalidad en términos de políticas públicas que garanticen el bien común es soporte imprescindible para sostener procesos de reautorización.
 Para que los estudiantes de todos los niveles le reconozcan al docente la autoridad suficiente para trasmitir conocimiento significativo hay que producir muchos cambios en la organización del trabajo, en la organización escolar y en el vínculo de la escuela con el contexto social y cultural en el que está inserta.”
La autoridad es institucional, se sostiene en el trabajo en equipo; la autoridad es una tarea colectiva y social que se asume entre todos los docentes de un colegio.
Folcault, filósofo frances, retoma a Kant y comparando a la autoridad moderna con la antigua podemos decir que antes la autoridad estaba del lado de la razón misma; el maestro aparecía como aquel que enseñaba a los niños a ser alumnos. La autoridad realmente ocupaba su lugar y se ejercía como tal. Hoy la autoridad tiene dificultades para ser encarnada y reconocida, y esto se debe a diversos factores sociales, culturales, políticos, etc. que contribuyen a que esto sea así.  Para Castoriadis, filósofo francés de origen griego, vivimos en tiempos de in- significancia, de desamparo, de ausencia de significaciones. En la actualidad cada uno vive “individualmente” y eso habilita a todo tipo de transgresiones; cada uno busca su propio beneficio, piensa en si mismo, sin importarle el bien común, el respeto hacia los demás. En el mundo pre-moderno la autoridad aseguraba una protección y por ello uno era obediente, hoy importa solo uno y estamos disueltos socialmente, la autoridad ya no asegura ninguna protección, y uno no necesita ser obediente a nadie. Agamben, filósofo italiano, sostiene que la autoridad reside en el relato y la palabra, en la experiencia de la persona que transmite. Los alumnos, entonces, reconocerían a la autoridad según la habilidad que tenga una persona para poder entablar una conversación con ellos y a su vez transmitirles sus conocimientos, aunque pienso que también son otros factores de los que depende una autoridad pedagógica.
La autoridad se diferencia o reconoce en base a otros conceptos como el poder, la fuerza, la influencia, la obediencia, la disciplina, la legitimidad, la libertad. Lo principal es que se despliega en una trama de encuentros entre sujetos diferentes.
La autoridad implica un reconocimiento y es ello lo que hace que alguien sea autoridad; este reconocimiento se da cuando la autoridad comienza desde su autorización. Uno reconoce una autoridad y renuncia libre y concientemente, a cambio de algo que ofrece y dona dice Kojéve, filósofo marxista. Cuando el alumno es quien respeta a la autoridad, la escucha, y le da una devolución, quiere decir que la autoridad es reconocida como tal, y entonces este reconocimiento es el que le da el poder de autoridad. Un docente se implica en la situación de aprendizaje con el alumno. La autoridad vale porque hace nacer y crecer; hace que el alumno pueda por si mismo exponer sus propias ideas a partir del razonamiento y a partir de esto hacerlo crecer en cuanto al contenido, al comportamiento, a su formación general como persona.
Greco propone que debemos pensar en la autoridad pedagógica ligada a la transmisión buscando las formas de enseñar haciéndose cargo para promover un recorrido propio de cada alumno, que se abre a la complejidad de lo nuevo y del por venir; no siempre es una forma de enseñar la correcta, o la que los alumnos exigen para poder aprender, y las diferentes formas, y nuevas, es lo que forma parte también de la autoridad pedagógica.
- A la confianza, logrando una asimetría con el otro, no desde el lugar de superioridad, se trata de dar oportunidades, abrirse a lo novedoso, confiar en el alumno del cual es responsable; y dejando que exprese su opinión y a partir de allí fijar los conocimientos.
- A la igualdad y la ignorancia, no debe considerar al otro inferior, sino trabajar con voluntades, creando vínculos entre inteligencias y textos para llegar al conocimiento, enseñando sin explicaciones ni indicaciones sobre las palabras que el alumno debe decir, insistiendo en la necesidad de que el alumno realice su trabajo intelectual, otorgando a su inteligencia todas las posibilidades de desplegarse, considerando que todas las inteligencias son iguales y que cualquier alumno puede desplegarla, considerando que también “el alumno hace al maestro”; a partir de la experiencia de enseñar al alumno la autoridad  pedagógica aprende a serla y a ejercer su lugar.
- A la emancipación, pasando de una “autoridad dominante” a una “autoridad emancipatoria”. Permitiendo el despliegue de las posibilidades de todos. Buscando que los alumnos descubran el poder de su pensamiento, acompañando, movilizando y sosteniendo a los alumnos, haciéndose cargo y responsabilizándose por sus aprendizajes, transmitiendo su voluntad, retomando las ideas previas de los alumnos, estimulando el interés con actividades de enseñanza atractivas, donando la palabra y dejando que el otro hable desde el reconocimiento del semejante, creando un espacio de habla donde cada uno pueda hacerse oír, formando la inteligencia, “haciendo crecer”.
Dice Stella Maldonado: “Es imperioso recrear desde un paradigma diferente el viejo pacto escuela-docente-familia para superar esta situación de pérdida de sentido del quehacer cotidiano que claramente experimentan muchos estudiantes y muchos trabajadores de la educación.”
La sociedad toda debe asumir la idea que todo/a adolescente y joven tiene derecho a acceder y egresar de la escuela secundaria y que esto requiere además de escuelas, equipamiento y profesores una transformación del sentido común.
Tal vez lo más dañado y lo más difícil de recuperar sea la alegría de enseñar y la convicción de que todos tienen derecho a la educación.
Es posible y necesario hacer que el pasaje de cada niño/a, adolescente y joven por la escuela sea una marca muy importante para ayudarlo a construir su proyecto de vida en un sentido transformador para sí y para su colectivo social.”
 
Decálogo
Autoridad pedagógica hoy
 
  1. Debe dominar los contenidos que se van a transmitir.
  2. Manejar técnicas pedagógicas adecuadas a las edades y contextos en cuales viven los estudiantes.
  3. Deben estar a la escucha y de la marcha del proceso de enseñanza-aprendizaje.
  4. Debe estimular el interés de los alumnos, dándole actividades atractivas.
  5. Debe abrirse a la complejidad de lo nuevo y del porvenir.
  6. Debe dar oportunidades, confiar en los alumnos.
  7. Debe promover el diálogo para que sus alumnos promuevan sus propios caminos.
  8. Debe insistir en la necesidad de que el alumno realice su trabajo intelectual.
  9. Debe desplegar miradas habilitantes, permitiendo el despliegue de las posibilidades de todos y cada uno, para que descubran el poder de su pensamiento
  10. Debe acompañar, movilizar y sostener al alumno.
 
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