Resetear la fe. Xavier Quinzá Lleó
1. En inglés “reset” significa reponer o reiniciar. Se conoce como “reset” a la puesta a punto de un sistema en sus condiciones iniciales. Se borran los cambios que se han introducido y todo vuelve a su situación original. Si algo se “resetea” quiere decir que se rompen las viejas concepciones, las formas obsoletas y las tecnologías caducas y se reactualiza el sistema.
2. En nuestro discurso pastoral con los jóvenes necesitamos “resetear” algunas de las palabras con las que nos comunicamos (incluso los mismos códigos de lenguaje con los que nos expresamos, tanto lenguaje formal como no formal). Descubrir el discurso evangélico emergente, recuperar la novedad de la noticia pronunciada para nosotros en el aquí y el ahora.
3. Queremos someter a “reseteo” palabras claves de la predicación y catequesis como /conversión/, /creyente-bautizado/, /perdón/ incluso /evangelio/ e /iglesia-comunidad/, etc. solidaridad, compromiso, caridad, diálogo…
4. En dos columnas situar: a) los significados en una clave obsoleta, que es como los solemos usar en el intercambio del lenguaje cotidiano y b) los mismos significados “resetados”, o sea: los significados renovados, originales y propios de dichas palabras tal y como pensamos que habría que entenderlos y vivirlos hoy.
5. Nombrar de nuevo el lenguaje de la evangelización, “resetear” los signos que nos aportan la salvación, para hacernos más capaces de percibir la fuerza innovadora del anuncio de la fe en Jesús.
6. El reseteo no pude ser solo un discurso teórico o una buena idea. Por eso tendríamos que preguntarnos qué “mecanismos vitales” (puntos de vista, referencias) nos exige cambiar la opción de “resetear” estos conceptos… como personas, como familias religiosas, como parroquias… como Iglesia
 
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